El grupo terrorista FARC de Colombia y otros grupos peligrosos de la región latinoamericana, luego de la reunión del Foro de Sao Paulo en Europa, parecen haber modificado su estrategia para tomar el poder en toda la región por medio de la violencia, y esta vez lo harán fortalecidos con dinero del Islam radical.
De acuerdo a recientes informaciones recibidas, sabemos que las FARC colombianas estarían operando en la cordillera patagónica, a través del puente de acuerdo tendido con la comunidad Mapuche, buscando sembrar el terror al tiempo que dicen “atacar al capitalismo”, con el supuesto objetivo de recuperar su territorio en la Patagonia mediante la expulsión de los actuales propietarios de esas tierras y de las empresas transnacionales allí instaladas.
Desde hace varios años se sabe que en la zona de La Araucanía en Chile, donde reside un grupo de la etnia mapuche, que también se encuentran diseminados en las provincias de Neuquén, Río Negro y Chubut en Argentina, estaría siendo entrenado por miembros de las FARC. Es más, la Cámara de Diputados chilena creó una comisión especial para investigar la inseguridad en la región de La Araucanía, donde se estaban dando focos delictivos de carácter terrorista (incendios forestales, destrucción de inmuebles, etc.) y la vinculación de ciudadanos chilenos en actividades paramilitares y su entrenamiento por parte de las fuerzas terroristas colombianas.
La cordillera patagónica es un ambiente ideal para el entrenamiento militar de alto impacto, ya que cuenta con bosques y montañas similares a las de la geografía colombiana, y en materia fronteriza, se sabe que Argentina tiene un nulo control en los cruces de frontera, lo que lo hace altamente propicio para sus propósitos.
¿Cuál es el propósito de esta nueva alianza?
Las FARC buscan extender sus territorios para desarrollar actividades terroristas, donde el tráfico de drogas ilegales constituye la mejor forma de financiarse. De manera similar a la que operan sus aliados del narcoestado de Bolivia que financian sus “revolución” masista con la cocaína e impulsan el enfermizo ideal de un “Evo eterno”.
La droga de las FARC se distribuye a través de las rutas ecuatorianas y va con destino a España, Nicaragua, Estados Unidos, Japón y Singapur. Con bases en México y Venezuela. Algunas de estas rutas son de las FARC y otras son de otros carteles de narcotraficantes y se paga un “impuesto” para usarlas. Siendo Tumaco (en Colombia) la sede central más grande de la droga.
Los guerrilleros son entrenados para manejar el negocio del narcotráfico, la venta de armas, y para encargarse de administrar de manera efectiva “los cristalizaderos”, donde se trabaja la pasta base de cocaína para convertirla en cocaína pura de máxima calidad, y luego poder distribuirla por distintas partes del mundo, siguiendo distintas rutas de Latinoamérica, por eso necesitan asentarse en puntos claves del territorio, para instalar depósitos fraccionadores para su posterior exportación. [3]
Por eso es tan importante para ellos lograr el control territorial, y el acuerdo de “paz” decretado por el Presidente Juan Manuel Santos, evidencia un propósito aún más oculto para el público en general, que es el de perpetuarse en el poder en Colombia.
Desde los años 60 hay una búsqueda constante de las FARC de establecer “zonas de reservas campesinas”, para controlar el cultivo de la hoja de coca utilizando el discurso socialista como una estrategia de convencimiento popular para obtener más poder. Ahora, buscan utilizar a los mapuches con ese objetivo, y Argentina y Chile se convertirán así en su centro de operaciones.
Actualmente, las bandas criminales (Bacrim) que operan en el territorio colombiano con aliados estratégicos como el ELN y las FARC, son los que están manejando el negocio. Pero se sabe que también hay otros grupos guerrilleros disidentes de las FARC apoyándolos. También están Los Rastrojos, el Clan Úsuga y los grupos disidentes del ERPAC y desprendimientos de los cárteles de México que se asociaron para transportar drogas ilegales hacia los Estados Unidos.
El narcotráfico hoy esta ligado al mundo empresarial con sus propias ramas de operadores, especialistas y asesores que manejan esta multinacional del delito que mueve miles de millones de dólares por día, gracias a sus sucursales en toda Latinoamérica, y la complicidad de sus representantes políticos dentro de los gobiernos del socialismo del Siglo XXI. En Argentina fue el gobierno de los Kirchner, asociado con Cuba y Venezuela, los que dieron las llaves para que la droga colombiana ingrese al país para consumo interno y exportación. Las zonas calientes son la Provincia de Buenos Aires, Rosario y el norte del país, donde cuentan con centro de aterrizaje, campos de fraccionamiento, concentración y depósito desde donde se exporta la droga.
Por otro lado “los jefes disidentes de las FARC que fueron expulsados de esa guerrilla por no asumir sus directrices, formaron una alianza con la banda criminal de origen paramilitar llamada Clan del Golfo para proteger sus rutas de narcotráfico”, se sabe que “cuentan con al menos 300 guerrilleros de las FARC en sus filas” y mantiene relación con el Cartel de los Soles, de Venezuela, operando en las fronteras de este país y de Ecuador, y su modo cruel de operación es reclutar jóvenes y mujeres, bajo amenaza y extorsión.[1] Fuentes especializadas estiman que las guerrillas activas, cuentan con más de 13.000 integrantes diseminados en toda Latinoamérica.
Una de las evidencias más fuerte, es la que hace el abogado Felipe Silva entrevistado por la Revista “Que Pasa”[2] donde expone “un informe sobre un “documento de más de 400 páginas que le entregó el edecán del entonces ministro de Defensa, Juan Manuel Santos – hoy presidente de Colombia – y que acusa un vínculo de las FARC y grupos mapuches, y de los lazos que el grupo guerrillero mantuvo con el Partido Comunista (PC)”. Pero Santos decidió no hacer nada al respecto, y hoy decidió unilateralmente rendir a su país ante las actividades extorsivas de los grupos terroristas.
“La cantidad de ataques, el orden con que actúan, la logística, la capacidad para hacer daño y replegarse evidentemente corresponden a personas que recibieron instrucción armada. Y aquí no se hizo nada”, dice el abogado. “Un conjunto de correos electrónicos encontrados en el computador de Raúl Reyes, el segundo hombre más importante de las FARC, y el encargado de la propaganda internacional del grupo terrorista, abatido en marzo de 2008– y cuyo contenido íntegro siempre se mantuvo bajo total confidencialidad” ¿Por qué?
“Si bien nunca se hizo público el contenido completo de la carpeta, el conflicto político fue evidente: varios de los ministros de entonces acusaron a Piñera y Espina de “ser parte de una operación política y personas que pusieron temas de política exterior y seguridad nacional como temas de política interna”. Muchos, incluso, pusieron en duda la veracidad del informe y lo tildaron de “montaje”. Asimismo “la justicia consideró que los correos electrónicos no eran una prueba legal, al haber sido incautados en territorio ecuatoriano, sin las autoridades de ese país. Arias afirma que efectuaron una investigación “profunda y exhaustiva”. Y que si bien, pudieron probar la vinculación del PC con las FARC, las conductas no eran constitutivas de delito en Chile. Lo que sí comprobó es que una decena de mapuches viajaron a campamentos colombianos, y que luego estuvieron vinculados a actos criminales en Chile. “Hubo presos, pero la mayor parte de ellos salió en libertad”.
“Creo – piensa el abogado- que hay un desaprovechamiento de esta información para calificar estos delitos como corresponde: asociación ilícita o que se haya aplicado la Ley de Seguridad Interior del Estado para tipificarlos de alguna forma. El tema es que no lograron judicialmente solucionar el problema. Los cabecillas después de seis años siguen intocables, los daños se están multiplicando, las zonas de conflicto se han ampliado y la capacidad que tiene el Estado de reaccionar es nula”. Seguramente no se hizo nada porque Santos y las FARC mantienen un acuerdo oculto.
Porque Juan Manuel Santos, a quien han apodado “el sastre de las FARC”, esconde obscuros negocios con ellos, que a la larga convertirán a Colombia en un país expuesto al narcotráfico peor de lo que es hoy Venezuela. Santos ha traicionado a los colombianos y a la Constitución y detrás de su imagen de Premio Nobel de la Paz, hay un guerrillero discípulo del finado Fidel Castro.
Mientras tanto, la Ministra de Seguridad de Argentina, Patricia Bullrich aún no ha entendido la magnitud del problema, y no creemos que está en condiciones ejecutables de solucionarlo, porque no tiene ni la capacidad ni los hombres con el entrenamiento, el conocimiento y la estrategia para hacer frente a la problemática del narcotráfico y la fortaleza delictiva de la guerrilla colombiana.
Como dijo el ex Presidente Uribe: “Las FARC han tenido dos triunfos que nunca habían esperado y que los concedió Santos: uno es el reconocimiento por parte de Estados Unidos y de Europa a pesar de que es el cartel narcoterrorista más grande del mundo. Ahora quieren imponer, a través de los acuerdos, un camino marxista leninista […] Nosotros tenemos que defender nuestra democracia contra eso” Y Álvaro Uribe sabe como defender Colombia. Quizás él es el camino.
El mal es el Foro de Sao Paulo
A mediados de diciembre pasado se reunieron en Berlin, Alemania, el Partido de la Izquierda Europea, el Foro de Sao Paulo y los cabecillas del islam radical con sus petrodólares. Allí supuestamente analizaron el proceso de desarrollo del socialismo en Cuba, qué pasará después de la muerte de Fidel Castro, y cómo reorganizarse. La realidad es que se reorganizaron para exportar a toda América Latina su ideología de muerte y miseria, como ya lo han hecho efectivamente en Cuba y Venezuela. La reorganización y el crecimiento de estos frentes violentos nos debe preocupar a todos, ya que buscan infiltrarse con crudeza en todos los espacios de poder y en la toma de decisiones de las agendas políticas y económicas con el propósito de vitaminizar las políticas populistas, debilitar y quebrar las ideas liberales y republicanas de occidente, donde la familia es el núcleo principal de la sociedad. Operando a través de movimientos “sociales”, sindicatos, partidos políticos, centros de estudios y ONGs, impulsan sus peligrosas ideas, atacando el libre comercio, la propiedad privada y la libertad individual, reemplazándolos con narcotráfico, corrupción, ignorancia, resentimiento y pobreza para toda Latinoamérica.
* Informe especial de María Celsa Rodríguez para HACER.
Referencias:
[2] El enviado especial
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