La Reserva Federal de los Estados Unidos sigue su política de fortalecimiento del
dólar. Europa no crece y el precio del petróleo sigue bajando aceleradamente.
Todo esto es un cocktail peligroso para
la Federación de Rusia. Sumémosle a esto las sanciones impuestas por el
conflicto de Ucrania.
El rublo hoy cotiza, frente al dólar, a la
mitad de lo que cotizaba hace un año. La inflación cerró en 2014 al 11,4%
anual, la más alta desde 2008. Escuchamos a diario, que en Rusia se manejan dos
escenarios posibles, el ajuste fiscal o, más alejado, una cesación de pagos
(default) como en 1998.
Lo cierto es que Rusia ha hechos los deberes
los últimos años y si bien su economía no ha crecido tanto, si ha controlado su gasto publico y tenido
superávit comercial y esto le ha permitido tener reservas fuertes y una deuda
externa controlable.
La crisis del 2001 en Sudamérica podría tener
como prólogo el default ruso de 1998. Este obligó a Brasil a devaluar, sin
consultar a sus socios regionales, y así volverse más competitivo (recordemos
que Brasil no posee una economía muy dolarizada). Para el año 1999 Argentina no
competía en el mercado brasilero, país que compraba históricamente el 16% de
sus exportaciones. Sumado a una crisis política impulsada por la oposición
(peronismo) y al déficit fiscal heredado (tanto federal como provincial) este
país cayó en recesión y en la peor crisis de su historia arrastrando al
Uruguay.
El Presidente de la Federación Rusa en 1998 era
Boris Yeltsin, quien dejó el poder un año después
con una aprobación popular del 2%. Su sucesor, fue su Primer Ministro, a quien
ungió como Presidente y recomendó votar un año después en las elecciones
nacionales, Vladimir Putin.
Putin se ha mantenido como gobernante de Rusia
desde entonces. Y se ha convertido en el
principal referente contestatario a los
EEUU. En un mundo que ha dejado de ser bipolar, ha sobresalido en esa “función” frente a otros “líderes” como ser Hugo Chavez o Kim Jong-un.
Rusia, pareciera,
hacerse fuerte, justamente en el tamaño de los problemas que Putin es capaz de
crearle a Europa y Estados Unidos. He ahí el orgullo del pueblo ruso que añora la vieja Rusia imperial o
la Unión Soviética. Y no se conforma con escuchar que su economía hoy es
comparable a la de Brasil, un país más pequeño y subdesarrollado.
Putin también está abocado a materializar este
año la unión aduanera con el resto de las ex repúblicas soviéticas. La
Unión aduanera es una zona de libre tránsito de mercancías y ciudadanos sumado
a un arancel externo común. Recordemos
que la presencia de un arancel externo común apunta a una política económica
común con el resto del mundo.
Putin goza de gran popularidad en su país,
parece que lo del enemigo externo sigue funcionando, y maneja una política de
relaciones internacionales fuertemente presidencialista.
Para entender su política exterior, ayudaría
recordar algunas frases de su mentor, en relación a los Estados Unidos y el
resto de las potencias occidentales:
Frente a la intervención de la OTAN en
Yugoslavia, Yeltsin declaraba en CNN, "Le
dije a la OTAN, a los estadounidenses, a los alemanes: no nos empujen hacia una
acción militar. De lo contrario seguramente habrá una guerra Europea y
posiblemente mundial."
En viaje por China, frente a declaraciones del Presidente
Bill Clinton sobre la guerra de Chechenia "Ayer,
Clinton se permitió ejercer presión sobre Rusia. Parece que por un minuto, un
segundo, durante medio minuto, se ha olvidado que Rusia tiene un arsenal de
armas nucleares. Se ha olvidado de eso."
Más allá de poses recias y amenazas, recordemos que tanto Napoleón como Adolf Hitler, en sus apogeos militares
invadieron Rusia sin poder llegar a Moscú ,a causa del crudo invierno ruso.
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