Gracias al prestigio internacional del
sistema legal de los Estados Unidos muchos
países emiten bonos regidos por la ley de este país. Es una forma de dar más
seguridad a la hora de pedir dinero prestado a inversores, generalmente
extranjeros.
Este es el caso de la Argentina que
emitió bonos regidos por ley americana. El 23 de diciembre de 2001 este país se
declara en default. En ese momento su deuda externa (bonos emitidos por el
estado argentino) ascendía a 144 mil millones de dólares, 20% de su Producto
Bruto Interno.
En 2003 el Presidente Néstor Kirchner negocia la reprogramación de la
deuda con los principales organismos internacionales de crédito y quitas muy
fuertes frente a tenedores privados. Esto le valió perder credibilidad en el
mundo financiero. Al sentir la necesidad crédito internacional, el gobierno argentino
expropió empresas extranjeras, cerró su mercado a la importación y prohibió la
salida de divisas.
Esta maniobra tiene hoy al
gobierno argentino pendiente de una resolución de la justicia del estado de New
York, por un fallo del juez Thomas Griesa para pagar
US$ 1300 millones a los fondos NML
Capital y Aurelius Management,
así como a una docena de inversores privados.
El Gobierno ya utilizo su derecho
para pedir ser escuchado ante el máximo
tribunal de los EEUU, una aspiración que sin el respaldo de Washington y
del FMI no tendría muchas posibilidades.
Se confirmó hoy que Fondo Monetario Internacional
(FMI) no apoyará la causa argentina ante la Corte Suprema por el conflicto con
los "fondos buitre". Este organismo tomo la decisión luego de que el
gobierno de EEUU decidiera hacer lo mismo, según comunicó hoy Christine Lagarde.
Hasta ahora solo el gobierno
francés apoyaría a la Argentina en su reclamo de ser escuchada ante el máximo
tribunal norteamericano.
Es de pensar que si el fallo no es
favorable a la Argentina esta caería más abajo en la bolsa de los países
débiles en el mercado financiero y el FMI endurecería sus procesos de
reestructuración de la deuda Argentina a vencer.
Un detalle no menor es que la
comparecencia de la postura argentina transcurrió en el Congreso de los EEUU sin
la presencia de un solo legislador.
Se podrá llenar la Plaza de mayo al
grito de “no pagar la deuda externa”,
“negociaré con la escarapela en la
solapa” y frases del estilo. Pero lo cierto es que los compromisos
internacionales deben de ser cumplidos tarde o temprano.
La Argentina de hoy está pagando
caro la “audacia” de no haber pagado
en fecha y forma o de haber negociado en condiciones justas sus deudas.
Lo que suceda con este país vecino
va a repercutir seguramente en la economía de la región. Esperemos que la “afinidad ideológica” de esta zona del
mundo no haga que el gobierno uruguayo empañe la reputación bicentenaria del
Uruguay como país serio a la hora de cumplir sus compromisos internacionales.
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