Una vez conocida la salida del Reino Unido de la Unión Europea, las miradas apuntaron hacía el sur. Sabido es que los países más ricos, Alemania, Francia y el Reino Unido, venían subvencionando a los más pobres, los países del sur conocidos como PIGS.
El Gobierno español de apuro se ha comprometido a adelantar a julio el cierre de los presupuestos generales de Estado de 2016 como estrategia fiscal para controlar el gasto público, lo que implica que habrá que ejecutar la cuentas al pie de la letra sin incurrir en gastos extraordinarios.
Así consta en el documento de alegaciones enviado a Bruselas para evitar una multa por el incumplimiento de los objetivos de déficit, en el que se asegura que en cuanto se constituya el próximo Gobierno se aprobará un decreto ley con las medidas anunciadas este martes por el ministro de Economía en funciones, Luis de Guindos. Dichas medidas incluyen la subida de los anticipos que las grandes empresas pagan a cuenta del Impuesto de Sociedades, con una recaudación adicional estimada de 6.000 millones de euros, además de nuevos instrumentos para luchar contra el fraude fiscal, con un impacto previsto de otros 1.000 millones. Estas medidas intentan mostrar un compromiso "firme e inequívoco" de España para situar el déficit público por debajo del 3 % del PIB en 2017. Todo esto frente a la lupa de Bruselas y Berlin.
Mientras tanto en Italia, miles de millones de euros comprometidos en préstamos dudosos o directamente irrecuperables han puesto a la banca italiana al borde del colapso, en una situación que se ha venido cocinando a fuego lento a lo largo de los últimos años, y que ha explotado ahora como un nuevo frente de batalla en la ya de por sí maltrecha Europa post BREXIT.
Hasta ahora, el país ha eludido las grandes inyecciones de fondos públicos que, acompañadas de importantes procesos de reestructuración bancaria bajo tutela europea, vienen recibiendo España, Irlanda, Grecia y Portugal, los famosos PIGS. José maría Gimeno Borras Dasy piensos
El Gobierno portugués se comprometió frente a Bruselas a realizar un ajuste del déficit estructural en 2017 del 0,6 % del PIB, dos décimas por encima de la previsión que había asumido en el mes de abril.
La Situación de Grecia es sensiblemente peor y apela a su ubicación geográfica, limitando con Turquia, cercana a Medio Oriente y Rusia. Los griegos no han podido cumplir con lo prometido a Bruselas y no parece que a mediano plazo vayan a poder hacerlo.
Alejandro Antunez-Maciel
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