En 1868 Domingo Faustino
Sarmiento y José
Pedro Varela realizaron un viaje a Boston en busca de una “fábrica” de
republicanos. Argentina y Uruguay ya independientes debían de crear nacionalidad
y ciudadanía. Convencidos de que ésta última se creaba desde la educación
básica, ambos decidieron copiar el modelo estadounidense.
Digo “fábrica” porque así funcionaron las
escuelas en nuestros países. La disposición de los pupitres y el timbre del
recreo por ejemplo eran copias de la forma que se trabajaba en las empresas de
la época.
Para 1876 Varela asume la Dirección de
Instrucción Pública en el gobierno de Lorenzo Latorre y desde
ahí realiza su reforma que nos daría una educación escolar “laica, gratuita y
obligatoria”.
Dos años antes Varela decía en su libro “La Educación del pueblo”: “La educación
es cuestión de vital importancia, para aquellos pueblos que, como el nuestro,
han adoptado la forma de gobierno democrático-republicana”
En ésa época Varela participa de la creación de
un partido radical liberal democrático entre cuyas consignas se encontraban el
voto universal e igualdad en los
derechos de la mujer. Varela quería que el voto no solo fuera universal sino
que también calificado y creía que eso a la larga traería más y mejor Democracia.
Se puede discutir si el Estado puede obligar a
alguien a educarse, pero no cabe duda de que educarse es la base para poder
elegir y ser libre. Al igual que Varela no creo que deba de imponerse un dios
por parte del Estado. Hoy el presupuesto para la Educación es el 4,7% del PBI, algo
así como U$S 3.000 por año por habitante. Evidentemente la educación no es
gratuita, especialmente si a ese costo le sumamos lo que se paga en educación
privada.
Uruguay ha tenido una cultura cívica que lo ha
diferenciado del resto de América, eso se debió, creo yo, al nivel de la educación pública, que llegó a
ser mejor que la privada y a la existencia de partidos políticos sólidos, el
Partido Nacional y el Colorado tienen más de ciento setenta años.
Hoy vemos con tristeza los índices de
repetición en las escuelas y liceos públicos. Los estudiantes no tienen clases
y sus salones no están en condiciones. Evidentemente
el Estado ha demostrado no ser bueno para Educar. Aquello que pedía Varela,
ciudadanos que luego gobernaran se dio vuelta, hoy los gobernantes educan y lo
hacen mal. Han dado participación en la
dirección a los gremios y administrado muy mal los recursos que reciben.
Creo que es tiempo de analizar otras propuestas,
de salir otra vez al mundo a ver qué es lo que funciona. Quizás es tiempo de volver a Boston o un poco más lejos, al norte de Europa, Corea del Sur y China.
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