En 1986
es muy probable que Diego Armando Maradona pudiera ser elegido Presidente de
Argentina. Diez años después en el mismo
país Gilda se
convertiría en Santa. “Gilda sigue viva en algún rincón del
infinito, envuelta en su vestido azul y bajo un aura de flores” dicen sus
fieles. Recordemos que a Elba
Quintana ésta “santa” la curó de
un fibroma, justo una semana antes de operarse.
Alfredo Stroessner a los 36 años se convirtió en
el General más joven de Sudamérica, a los
77 años sería el segundo gobernante con más tiempo en el poder de un país
americano. Solo Fidel Castro pudo superarlo. Ambos, de ideologías tan distintas,
usaban el mismo método, la famosa “trilogía” de Stroessner. Parecería que es muy
sencillo ser reelegido “presidente” cuando se es candidato único.
Uruguay
posee los dos partidos más antiguos de Sudamérica, algo que nos hace similares
a los EEUU y al Reino Unido. Sin embargo en los 60 y hoy se puede escuchar el
mismo susurro “el fin justifica los
medios”.
Declaraciones
que hemos comentado antes, de primeras figuras del partido de gobierno, apuntan
en esa dirección. Para ser Presidente no es necesario hablar ni vestirse bien.
Las investiduras son de “burgueses”
como lo era en los años oscuros. Las fuerzas armadas tienen que ser fieles a un
“modelo” político como en el Paraguay
de Stroessner y la Cuba de Fidel y Raúl Castro.
Las
mayorías que posee hoy nuestro gobierno en el Parlamento hacen imposible la censura a
un Ministro y la búsqueda de acuerdos está desapareciendo. La
oposición parece cada día más estéril. Surgen sectores de “derecha” que alientan a no votar a los partidos
fundacionales. Uno de cada tres uruguayos no se siente representado por un
partido político.
Pareciera
que el dialogo político se ha reducido a 140 caracteres que pasan de un
teléfono a otro.
Hace unos
meses un legislador me decía: “Hoy lo
importante es llegar a la gente y no
tanto el contenido”, al ver mi rostro agregó “lamentablemente”.
¿Será que
los gobiernos que fomentan el descreimiento de los políticos y los partidos tienden
a parecerse, independientemente de su ideología?
Con
cariño para Rosario Marcelli
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